El dolor es cerca, nunca lejos

A veces hay que poner tiempo y distancia de por medio. Pero no geografía, no tierra, no años.
Hablo de algo más conmovedor.

Despegar el alma de las cosas. Desprenderse, separarse. Alejarse de los elementos.
Del cuerpo ( el dolor es cerca, nunca lejos o lejos duele menos aunque
por momentos reconozco que he sentido mucho dolor cuando se fueron de mí
por lo otro y eso está lejos de mí, también ).

Por eso hay que despegarse.
Des.
No lo otro.

Nos apegamos a las personas o a las cosas, alejándonos de nosotros mismos, de lo que somos
(olvidarse de uno duele mucho, porque es cerca)
y eso sólo hace deformarnos las tripas.
Nos afea por dentro y luego sale fuera.
Sale.
Como el parto de un hijo maldito.
Como a la rosa las espinas.

Para no perder a alguien,
para no perdernos,
incluso,
lo mejor es no acercarse tanto,
verlo a un kilómetro si hace falta u ocho mil. 
Que haya cemento o hierba de por medio pero 
que haya algo que nos mantenga separados pero vivos. 

Pero juntos de otra manera.