El pecado

Lo malo no fue pecar.
Eso lo hace todo el mundo.
Hasta la más santa.

Lo malo no fue que,
estando en el paraíso perdido,
cogí el fruto prohibido 
del árbol de la vida.

Lo malo no fue comerme la manzana,
sino comerme también 
el gusano que llevaba dentro.

Y me corroyó.