El pasado me brota,
me sale por la piel.
tus besos,
el aire en nuestras bocas,
aquel abrazo de amor en Tarifa,
aquel verano del 2004,
Tantas cosas me salen ahora por la piel
que no se donde ponerlas
aquí fuera, en el mundo.
¿Qué hago con tanto tiempo brotándome?
Dí.
¿Qué hago con tanto recuerdo?
¿Dónde lo cuelgo si en mi casa ya no hay paredes?
El pasado me brota
Tú
Desde
mí,
por mí,
hasta la vida.
Porque la vida no está dentro sino fuera.
En el mundo.
Tú, que querías pasar el resto de
la vida
conmigo, dentro de ( mí, de cien años. Dentro)
ahora quieres salir y no lo entiendo.
Tú saliendo.
Tú escapando
(porque ya no deseas este
cuerpo
de mujer)
y yo que no quiero que te vayas,
y yo, entonces,
que decidí no estar contigo,
abandonarte.
Y ahora, sin ti, me maldigo.
Maldita Antonia. Maldita yo.
¿Te acuerdas cuando (re)maté tu salud
a base
de comerme las babas de otro?
¿Te acuerdas?
Dí.
¿Te acuerdas?
Yo, los kilómetros desde el hospital
la casa de tus padres,
yo, la ambulancia,
yo, la pastilla debajo de tu lengua,
yo, tu ansiedad y tu lágrima.
Ahora tú,
mi enfermedad,
tú,
mi piel abriéndose,
tú,
mi piel queriéndole decir al mundo lo que tengo dentro,
tú,
mi piel queriéndole decir al mundo lo que tengo dentro,
tú,
mi piel que se regenera cada tres días,
tú,
mi piel todopoderosa que muere y resucita cada tres días,
tú,
mi psoriasis,
tú,
tú,
mi hijo extraño,
tú,
mi dolor.
Tú.
Yo.
t/u/y/a
¿Te acuerdas Iván?
¿Te acuerdas?