Sé andar descalza sobre cristales rotos

No le tengo miedo al suelo,
puedo andar descalza.
Sé lo que es pisar cristales rotos.
Tengo la experiencia del dolor
y de la herida.

No le tengo miedo a la sangre.

Tengo la experiencia de escribir 
palabras
en la arena 
y de que, luego,
la orilla se las trague.

No le tengo miedo al tiempo.

Tengo la experiencia del abandono
y del olvido,
pero ya no me importa,
ni me duele.

He aprendido a andar descalza sobre cristales rotos.