No tengo cadenas
Creo que anoche vi ángeles
volar sobre mi cama.
La gloria está en todas partes,
hasta en el techo de mi dormitorio.
La gloria está en todas partes,
hasta en el techo de mi dormitorio.
A las 10;30,
con un puto dolor de espalda,
decido levantarme.
Caminar.
Me tomé un café con leche
y salí con la bici
en busca del cielo.
No tengo alas pero me las invento.
Eso es la libertad.
Yo no tengo cadenas.
Pedaleo y vuelo.
Me mantengo entre los vivos
y los muertos.
Y encuentro a esos ángeles
que vinieron a buscarme.
Estaban sentados
en el mirador del río,
con los pies metidos en el agua,
con las alas quitadas.
Sobre el suelo.
A veces para ser libre
hay que arrastrarse
y llenarse la boca de tierra.
Perder la dignidad.
Me acerqué y los toqué.
Me gusta tocar con mis manos
lo que no es mío.
Acorté distancias.
Las extinguí.
Dejé la bici tirada.
Me coloqué sus alas en mi espalda.
Y desaparecí.
Volé.