No sabía que te tenía tan dentro de mi

Hay tardes que sueño.

Me levanto de la siesta 
con tanta tristeza 
que escucho golpes
dentro de mi estómago.

Un eco que va de lado a lado.

Mi cuerpo se hace caverna.
Desde la memoria,
me hablas y te escucho.

Me matas.

No sabía yo que te tenía tan dentro de mi.

Me asomo a la ventana 
para no asfixiarme.
Y respiro.
Pero el cristal se empaña.

Es entonces cuando no veo al mundo.

Y te repites dentro de mi.
En mi estómago.

Deseo que vengas a besarme,
que me llenes la cara con tu saliva,
que al pasar mi lengua por mis labios,
me sepa a ti.

Que mi cuerpo
se vuelva  a hacer caverna,
y entres,
y me hables,
para no asfixiarme.