Ven

Ven.
Siéntate.
Necesito escuchar palabras. 

Cuéntame historias 
de piratas y bandidos,
de tintos de verano,
de puñales y cuchillos.

Tu voz,
hiere y corta.
Tu voz,
hoy,
ahora,
se clava en mi oído.

No dejo de escucharte.

He sentido 
tantas emociones juntas,
tantas,
que ya no me queda 
nada por sentir.

Casi vencida,
necesito aliviarme con palabras.
Ven.
Siéntate.
Y mátame con tu voz.
Cuéntame al oído 
alguna historia de piratas,
amantes
y bandidos.