Sin cabeza
Hace tiempo que no me (re)conozco.
He cambiado tanto
que me he olvidado
de quien fui.
O de lo que llegué a ser.
Llevo dos días fuera
(de mi).
Perdida,
lejos,
allí,
en el contorno.
En la periferia.
Preguntándome quien es esa
que va
como Eva en el paraíso terrenal.
Descalza,
con el corazón a cuestas,
arrepentida,
sin sexo
y sin cabeza.