Como un puñetazo

Abro la puerta de mi habitación 
y me encuentro una ruina.

Domingo.

El techo se me cae encima. 

El suelo,
los muebles,
las sábanas,
llenas de escombros.

Entonces me creo Diosa.
Que tengo poderes
para mantener el orden universal,
y me pongo a recoger los desechos.

He conocido a Diosas que son impuras
y se arrodillan.

Y yo también me arrodillo.

Me agacho,
y con las manos empiezo
a instaurar el orden.

Una montaña de fotos rotas,
cristales por todas partes, 
botellas de vino vacías llenas de polvo,
bragas sucias,
grietas en la pared,
y tu recuerdo que me aplasta
como una patada,
como un puñetazo.