Mi abuelo: Antonio Moreno "EL MOCHUELO"
A veces creo en la magia.
Hace tres o cuatro días entré a dejar las cartas en "Peninsula Properties". Me vino una bofetada
a mueble viejo y a habitación cerrada. ¿Cómo un olor puede trasladarte unos veinticinco años a-
trás, a unos 150 kilómetros de distancia? Cómo un olor puede convertirse en un ilusionista, un
prestidigitador y llevarte como en una máquina del tiempo a 1988 aproximadamente? De repente,
desde el puerto deportivo de Sotogrande, en julio del 2013, me trasladé hasta el número 29 de la
calle Camino de las Nieves, en Arcos de la Frontera. Vi perfectamente la casa de mi abuelo.
Las tejas, el suelo de cemento rojo, el cuarto de la vieja........todo me olía así. A mueble viejo y a
habitación cerrada. Llevo ese olor en mi memoria desde pequeña. Y no se borra. Porque hay olores
que no se borran. Se quedan escritos en la piel del cerebro. Hace unos tres o cuatro días viajé has-
ta mi abuelo: Antonio Moreno Lobero. De los rojos, luchó por el derecho de los trabajadores. Se fue
huyendo con su padre y sus cuatro hermanos desde Arcos de la Frontera hasta Málaga por los mon-
tes. Menuda aventura. Lo encarcelaron durante dos años en la antigua cárcel de Madrid. Estuvo en
Frankfurt (Alemania) durante treinta años trabajando como peón en construcciones ferroviarias.
Mi abuelo, para mi, una especie de Dios al que idolatro cada vez que lo recuerdo.
Me llamo Antonia por él y por su mujer, mi querida abuela Antonia a la que no llegué a conocer.
La sangre no se elige, es una herencia.